Hugo Martini sostiene que a Kirchner se le agotó la estrategia de hacer oposición desde el gobierno. Yo creo que, después de cinco años de vivir en una nube de gas intestinal, los argentinos, incluido el gobierno, están volviendo a descubrir que en economía se puede hacer cualquier cosa menos dejar de pagar los costos:
“Desde hace tres meses el Presidente no recibe buenas noticias”. Esta expresión, siendo verdadera, es insuficiente. El Presidente Kirchner, un político que nunca enfrentó crisis reales a lo largo de una carrera política de 25 años, no está preparado para recibir malas noticias. Por esta razón, lo que sería normal después de cuatro años de mandato a él le parece una terrible conspiración contra la estabilidad de su gobierno.
La realidad dice que terminó un ciclo en el cual el Presidente representaba la imagen confusa de alguien sentado en la Casa Rosada que trabajaba como opositor. Ahora tiene que actuar como gobierno y enfrentar y resolver –si puede- los problemas de la sociedad.
¿Cómo construyó la imagen de opositor?
Desde el 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner dividió a la Argentina en dos: de un lado estaba la oposición, sentada en la Casa de Gobierno y enfrente, todo el resto de la sociedad responsable de la deuda, la pobreza, el hambre y la indigencia de los argentinos.
Kirchner no gestionaba como un gobierno sino que protestaba y demandaba como si fuera la oposición. Es curioso, pero ningún dirigente opositor protestaba más que el Presidente. Como en una expresión surrealista, el gobierno hacía de oposición.
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