Jun 28, 2007

Vicente Massot sobre la victoria de Macri en Buenos Aires. El autor sostiene que ni la Gran Clase Media de la ciudad es tan progre como se cree ni pasaron a apoyan la "derecha" de la noche a la mañana:

Que el grueso de la población de la ciudad de Buenos Aires se recluta entre lo que genéricamente cabría denominar como clases medias -el plural, en este caso, describe mejor el fenómeno que el singular- no es novedad que pueda sorprender. Que esos estratos sociales, más que los pura y duramente populares y, ni qué decir tiene, que los sectores más acomodados, conformaron hasta aquí el riñón sociológico del kirchnerismo tampoco resulta un dato nuevo. A partir de la asunción del santacruceño, y a diferencia de cuanto había sucedido en anteriores gobiernos peronistas, las clases medias urbanas han sido el principal soporte de la administración. De resultas de su respaldo, Kirchner consolidó su administración; como consecuencia de su voto, Aníbal Ibarra había batido a Mauricio Macri en el ballottage realizado en 2003.

Pues bien: si han sido esas mismas clases las que plebiscitaron, casi, al presidente de Boca Juniors en la primera vuelta y lo han consagrado jefe de gobierno en la instancia electoral que acaba de terminar, algo, evidentemente, varió. No sus ideas acerca del mundo, de la religión, la cultura y la existencia, sino sus creencias respecto de quién era el mejor candidato o, si se prefiere, el más creíble, en cuanto a la satisfacción de unas necesidades cotidianas -seguridad, salud y educación, entre otras- que poco o nada tienen que ver con la ideología y mucho con la capacidad de gerenciar políticas públicas.

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