Jul 21, 2007

Republiqueta

La “nueva Argentina”, la misma de siempre. Para sentarse a llorar:

La senadora y primera dama, vestida con un traje de color marfil y tacones altos, hablaba desde un escenario montado para ella sola, en el que caían papelitos celestes y blancos, los colores de la bandera argentina.

Horas antes del acto, en la autopista de Buenos Aires a La Plata se acumulaban los autobuses desvencijados que llevaban a personas de las barriadas pobres hacia el mitin. Pero los 10.000 militantes con banderas argentinas, imágenes de Evita y el clásico bombo peronista permanecieron afuera del teatro. Seguidores de diversos candidatos a alcaldes de ayuntamientos bonaerenses se enfrentaron con palos y piedras para ocupar los primeros espacios en la movilización. Unos 350 policías los custodiaban y vallas negras impedían el acceso al Argentino, alquilado por el partido peronista. Dentro del teatro se sentaron los funcionarios, dirigentes políticos, sociales, abuelas y madres de Plaza de Mayo y periodistas, que se debieron acreditar en la Secretaría de Medios de la Nación y recoger sus pases en la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires.

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