Jul 24, 2007

Trasumanto

Andrés Cisneros sobre Las Malvinas en La Nación de hoy. Más allá de lo emocional, de las marchitas, de la cantinela repetida hasta el cansancio desde la primaria, me pregunto honestamente cuál es nuestro proyecto con las islas y, lo que es infinitamente más importante, con sus habitantes, sean o no numerosos.

¿Qué buscamos con la permanente reivindicación territorial? ¿Tenemos algún plan maestro secreto para la zona o es sólo una cuestión de quien la tiene más grande con los ingleses? ¿Tenemos la menor de las ideas de lo que vamos a hacer si algún día vuelven a ser parte del territorio nacional?

Porqué no vaya ser que en algún momento las tengamos de vuelta bajo nuestra soberanía, por ejemplo mediante alguna compra multimillonaria, y a los pocos años de “administración” nacional y popular se conviertan en una colección de pueblo fantasmas miserables.

Se los digo con total y absoluta candidez, si yo fuera kelper ni ebrio con ginebra Llave votaría dejar de vivir bajo la ley británica para pasar a hacerlo bajo la argentina. Llegado el caso, cobraría la parte que me corresponde y me mudaría a Gibraltar.

2 comments:

  1. todo conflicto externo distrae del kilombo interno y le ofrece a los gobiernos una causa bajo la cual aunar los deseos de los habitantes (recuperar las Malvinas, que Botnia no se instale) contra un enemigo comun.

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  2. Es una cuestión de orgullo irracional. Las islas no tienen ningún valor fuera de lo afectivo. La pelea por la soberanía es energía malgastada, energía que podríamos usar para intentar torcer el destino fatal que parece perseguir al vasto territorio argentino desperdiciado.
    Se nos debería caer la cara de la verguenza de vivir en un país tan rico en recursos naturales y estar donde estamos, peleando por unas islas que no tienen ningún valor real.

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