Aug 17, 2007

De terror: la realidad argentina

Un solo granadero custodia la casa de San Martín en Francia


"La casa ya está lista", afirma Isabelino Pedro Coronel, conservador del Museo del Libertador General San Martín que alberga esta ciudad portuaria del norte de Francia.

"Se pintó la fachada, el jardín, el patio de las placas y se cambiaron las alfombras", agrega Coronel, suboficial mayor del Regimiento de Granaderos a Caballo destacado en Boulogne-sur-Mer, ciudad donde murió José de San Martín en 1850, tras un exilio europeo de más de un cuarto de siglo.

Una vez más, hoy, la casa en la que vivió sus últimos años el prócer argentino se vestirá de gala para conmemorar el 157° aniversario de su muerte.

El suboficial Coronel alternará ese día el traje de curador con el de granadero. Estarán presentes las autoridades locales y representantes de la embajada argentina en Francia.

Aunque todo parecerá relucir este 17 de agosto, la casa podrá verse como el vestigio de la Argentina del pasado. Por falta de presupuesto, el museo, así como el edificio, sobrevive al tiempo. Los arreglos se hacen "a pulmón". De ellos se encarga Coronel, que, en función de las necesidades, se viste de guía, curador, granadero, pintor, plomero, gasista o albañil. "La mano de obra en Francia es muy cara", explica, mostrándose orgulloso de estar al frente de esta casa.

Para poner el edificio en regla, es decir para que pueda permanecer abierto al público, se necesita una partida de unos 400.000 pesos. Aún no fue aprobada.

Proyectos para el futuro no hay. Como anecdotario -y quizá como fuente de inspiración de cara al Bicentenario-, Pierre Camusat, presidente del Círculo Histórico San Martín de Boulogne-sur-Mer, describe, en una revista de la ciudad, los festejos de 1909 en ocasión de la inauguración de la estatua ecuestre del general, en vísperas del Centenario.

"La fiesta comenzó el 23 de octubre, con la distribución de juguetes por el comité argentino en las escuelas primarias, seguida por una noche de gala en el casino. Al día siguiente la municipalidad organizó un gran banquete y por la tarde se inauguró la estatua con un desfile de tropas argentinas y francesas. [...] El 25 de octubre, miles de espectadores asistieron a la revista de tropas. Como apoteosis, una recepción para 3000 personas fue ofrecida a bordo de los tres buques de guerra argentinos, mientras que en el puerto se abrieron los bailes populares con fuegos artificiales como telón de fondo."

Foto: La cama en la que fallecio el General San Martin

La nota completa en La Nacion

3 comments:

  1. Este estado de cosas simboliza las penurias que el propio San Martín tuvo que pasar en su vida argentina, cuando le negaban el dinero necesario para la campaña y tenía que fundir las campanas de Mendoza para fabricar balas.

    La diferencia es que en esa época el país iba de tormenta en tormenta y no tenía aún una organización clara de su vida política, además de que enfrentaba enemigos externos y disputas internas con las provincias. Ahora tenemos superávit para otras cosas, pero no para honrar a San Martín. Es la cultura de atar todo con alambre, que total la casa sigue ahí y si el granadero tiene que hacer de plomero podemos ir zafando y usar esa plata en algo más redituable políticamente.

    Por lo menos ahora a San Martín se le reconoce su papel en la historia argentina, cosa que en aquel entonces no era así, sino todo lo contrario. De hecho, la primera biografía del prócer fue la de Benjamín Vicuña Mackenna, chileno.

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  2. Siempre pienso en qué harían Thomas Jefferson, John Adams, James Madison o George Washington si se despertaran un día para ver el país que ayudaron a construir.
    En forma paralela, me pregunto a los cuantos minutos pedirían regresar a la tumba San Martín, Belgrano o Alberdi al ver el país que destrozamos en este último siglo.

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  3. Eso fue exactamente lo que pensé esta tarde, parado frente a la tumba de San Martín.

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