De Pablo por mail, que andaba medio desaparecido, con los honorarios que nos cobra. Interesante editorial sobre las patinadas del “calentamiento global” que se conocieron en estos días.
Yo sigo insistiendo con que seguir explicando estas cosas es absolutamente al dope. Es como tratar de convencer a mi abuela con gráficos, estadísticas y papers académicos de que el domingo es preferible quedarse a jugar al fútbol con los chicos que ir a misa:
Todo esto, no obstante, no detendrá a los famosos que ahora hablan del calentamiento global como antaño se apuntaron a otro tipo de causas ecologistas que les permitían quedar bien sin hacer ningún esfuerzo, especialmente intelectual. Su hipocresía queda especialmente al descubierto cuando adoptan una causa en la que exigen a los demás cambios en su forma de vida que no están dispuestos ni de lejos a tenerlos en cuenta en la suya. Quieren que no volemos y gastemos poco en gasolina, pero no se privan de viajar en jets privados. Y lo más gracioso es que la izquierda les aplaude por ello.
Si hay algo que sabemos con certeza es que el coste de actuar, tal y como exigen los ecologistas y Kyoto que hagamos, es mucho más caro que el de no hacer nada. No existe, por tanto, razón alguna para no seguir investigando el clima, sobre cuyo comportamiento seguimos teniendo muchas más preguntas que respuestas, antes de obligar a personas y empresas a adoptar cambios draconianos, que encima impedirían el desarrollo del Tercer Mundo. Destruir una parte importante de la prosperidad del mundo en esquemas socialistas de restricción de la actividad humana es malo de por sí. Pero resulta criminal si encima es innecesario.
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