Joaquín Morales Solá en La Nación de hoy:
La política argentina se parece cada vez más a un barco sin brújula. La destrucción de la principal agencia de estadísticas, el Indec, terminó mostrando inciertos datos sobre los vaivenes de la economía y sobre las fluctuaciones sociales. El domingo, los encuestadores con mayor fama del país se equivocaron en Santa Fe y Córdoba en una dimensión tan grande que no podría justificarlo ninguna razón técnica y honesta.
¿Cuánto subió el costo de vida en los últimos dos meses? ¿Son creíbles, acaso, los datos suministrados ayer por el Indec, que informó que la inflación de agosto fue sólo de un 0,6 por ciento? No habrá madre ni padre de familia, si es que frecuentan las góndolas de los supermercados, en condiciones de homologar esa irrisoria cifra. Para peor, lo que más aumentó, según la percepción social, es el precio de los alimentos, lo único imprescindible -junto con los medicamentos- en la vida de la gente común.
Hacia el abismo. Sin escalas.
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