Carlos Rodríguez Braun trata en su última columna de la Tontería económica de la semana un tema que me desvela, por qué aún los disparates más delirantes y peligrosos se las arreglan para encontrar defensores y apologistas en todo el mundo:
América Latina es el continente de la fantasía, pero no sólo literaria sino también económica. Florecen allí, en efecto, los grandes camelos de la corrección política. A propósito de las protestas contra el Gobierno de Chile, escribió Ángel Sastre en La Razón: "El país crece a pasos acelerados, pero como en otros estados de Iberoamérica las buenas cifras sólo se ven representadas en datos macroeconómicos".
¿Cómo pudo pensar que la economía de un país puede crecer aceleradamente y al mismo tiempo que no pase nada, que sólo cambien los "datos macroeconómicos"? Eso forma parte de la ficción paternalista hacia América Latina, petrificada como paradigma de la injusticia y el atraso. A partir de ahí, la corrección política resbala peligrosamente, y don Ángel, que no escribe precisamente en un periódico de izquierdas, justifica a los violentos manifestantes chilenos: "Cansados de la triste realidad, muchos de ellos decidieron emprender las protestas piedra en mano". Por supuesto que el señor Sastre no aceptaría un razonamiento así si se tratase de España, pero en América Latina todo se admite.
Quiero decir, todo se admite, menos la realidad, porque la realidad económica chilena fue descrita así por el Economist: "La pobreza ha caído más y más rápido en Chile que en ningún otro lugar de América Latina".
Incapaz de reconocer la realidad, el pensamiento único sigue en sus trece. Así, Isabel Ferrer escribe en El País a propósito de la infeliz joven holandesa que se unió a las FARC, y cuyo diario acabamos de conocer. Pero Ferrer, arrebatada por la mitología progresista, no denuncia la brutalidad criminal de los terroristas y su siniestra y mentirosa propaganda izquierdista. No. Lo que seriamente dice la periodista, en páginas de información, es que la joven Tania Nijmejier "lo dejó todo para combatir la pobreza". ¡Los asesinos de las FARC combaten la pobreza!
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