Una de las cosas que más me llama la atención de Québec es la cantidad de parejas que viven en concubinato y no se casan nunca. Casi nadie se refiere a su pareja como “esposo/a” sino como mon “chum” y ma “blonde”, literalmente mi “amigo” y mi “rubia”.
Hoy leo que se trata nada más y nada menos que del 35% de las parejas y que, en este sentido, la provincia dejó atrás a sociedades como Suecia y Finlandia, que cuentan con alrededor del 25% de parejas en concubinato
¿Está bien o está mal? No me pregunten a mí, un pobre farm boy del sur. Pero me parece que quedaron muy atrás las épocas en las que estudiábamos en la facultad que las altas tasas de concubinato eran uno de los indicadores de pobreza y subdesarrollo.
Vivir en el pecado, al decir de mi abuela...
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