Oct 15, 2007

Calidad institucional

Yo sigo insistiendo con que peor aún que lo económico, el legado más grave de este gobierno es el fenomenal proceso de destrucción institucional.

Este es el punto de vista de Juan Achibaldo Lanús. Para sentarse a llorar:

El 28 de octubre volveremos a repetir los viejos síndromes del fraude y la proscripción. Las recientes elecciones de Misiones y Córdoba demuestran la sospecha que planea sobre las autoridades y la falta de confianza que ha invadido a la sociedad argentina. A nivel nacional, el partido peronista está intervenido y, por lo tanto, proscripto, a pesar de las presentaciones judiciales que se hicieron.

El Gobierno ha vuelto a abrir la caja de Pandora: el fraude preelectoral anuncia una trampa que invalidaría la legitimidad del resultado de los comicios.

Borramos cien años de combates por comicios limpios: para ganar las elecciones en la República Argentina hay que repartir dinero, electrodomésticos e inodoros.

El sainete criollo que todavía se representa en los teatros de la calle Corrientes de Buenos Aires volverá a evocar los temas del fraude y la trampa.

La Argentina, como el cangrejo, camina retrocediendo, a casi doscientos años del 25 de Mayo de 1810, para reproducir una costumbre arcaica. La República quiso ser virtuosa, pero, desgraciadamente, le pide al ciudadano que renuncie a su dignidad por una quimera.

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