Como comentaba ayer, la esposa de Kirchner, la candidata con más posibilidades de ganar las elecciones, a menos de 20 días de votar, comenzó a dar definiciones sobre lo qué será su administración.
Para todos los que se entusiasmaban pensando que atacaría de inmediato la espiral inflacionaria, mejor moderar el entusiasmo. Todo indica que los argentinos deberán resignarse a convivir con inflación de dos dígitos por un tiempo.
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En otras palabras, la verdadera aspiración del gobierno es que la Argentina de 2008 frene las expectativas de inflación creciente y esperalizándose, pero que, a su vez, dicha inflación se « estabilice» en torno a 15% de manera de seguir teniendo «caja» para controlar políticamente a todos los demandantes de gasto.
Si el precio de los commodities lo permite, los impuestos a la exportación, por su parte, serán un reaseguro de caja, y una limitante a la suba de los precios de los alimentos y una manera de financiar los subsidios que seguirán haciendo falta para que los aumentos tarifarios sean lo más graduales posibles. ( Dicho sea de paso, los mayores ingresos de las privatizadas, ¿serán también mayor rentabilidad?).
Se puede ahora completar el panorama. El kirchnersianismo de 2008 podría resumirse, sintéticamente, en «pacto para disciplinar expectativas». Política fiscal para consolidar una inflación de dos dígitos bajos y estables, de manera de seguir teniendo «caja» y control político. Y política cambiaria con tipo de cambio nominal evolucionando por debajo de la inflación -aprovechando la revaluación de las otras monedas- para dar protección a la industria y a los exportadores no agrícolas. Y política monetaria de tasa de interés negativa para «compensar» a los empresarios que firman el pacto y financiar la inversión.
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