Nov 15, 2007


Emilio Cárdenas sobre las ya habituales patinadas en política exterior del Néstor:

Con el episodio protagonizado por su amigo del alma, Hugo Chávez, se disimuló -un poco- el fracaso de Don Kirchner en el peor capítulo de su gestión: el de la política exterior. No obstante, lo que no pudo disimularse es el haber mostrado, a propios y extraños, como se manejan, en los hechos, las relaciones internas en el matrimonio que Don Néstor mantiene con la Presidente electa: allí manda siempre él. Hoy, siempre, y mañana.

Digo esto porque, pocas horas antes, Doña Cristina había dicho ante los medios -con toda cordura- que al arrancar la referida planta se determinaría si contamina, o no. Agregando en esa oportunidad Doña Cristina (que sin demasiadas razones aparenta “sentirse cómoda” en política exterior) que, si la planta de Botnia no contamina, “las protestas no tienen razón”; y que si la planta, en cambio, contamina, habrá -en este caso- que hacer los reclamos que correspondan. Conclusión que es de “Perogrullo”, pero rigurosamente cierta. Y, además, valiente. Para Néstor, la visión de su esposa es un error: lo único que “exigimos” es “la re-localización de la planta”. No hay otra opción. Ninguna otra.

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