Más allá de la manija de la prensa, que de algo tiene que agarrarse, me parece que con Miceli, Peirano y ahora Martincito, este gobierno está raspando la olla. Literalmente manoteando el último orejón del tarro.
No sé si será porque no pueden conseguir a nadie más. Tal vez ningún economista más o menos de peso esté dispuesto a inmolarse con esta gente.
De todos modos, y en una nota absolutamente positiva, los problemas de la economía argentina son tan básicos, se trata de cuestiones tan groseras, que sinceramente no hace falta ninguna lumbrera internacional. Con voluntad política, para hacer lo que hay que hacer basta y sobra con un perito mercantil.
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