Hace tiempo que quería escribir esto.
Observo que están los que piensan que hay que luchar para que la Argentina adopte aunque sea una pizca de liberalismo; y estamos los que pensamos que ya es tarde, que ni siquiera es tarde, que nunca fue temprano; la Argentina está condenada ... dooooomed hasta donde se ve el horizonte a su destino latinoamericano de mediocridad, autoritarismo, populismo, corporativismo y pobreza.
Alguna vez fui de los primeros. Pero los años me han hecho ver que no sólo no hay posibilidad de cambio por las razones que siempre argüimos, "consensos de mínima", peronismo, etc, sino por otra, que tiene que ver más con nosotros, con nuestra visión de nosotros mismos, que con los hechos.
Y se trata de nuestra arrogancia. Otro día quiero escribir sobre la arrogancia de los argentinos. Luego de vivir en el extranjero por un tiempo, puedo confirmar lo intensa y notoria que es. Y me incluyo.
Esta arrogancia nos hace creer que podemos dar el salto en veinte años, como España, si nos volvemos una república responsable, porque somos tanos y gallegos emigrados.
Y la verdad es que en la superficie somos tanos y gallegos (y otros europeos), pero somos argentinos, que es otra cosa, y que se parece mucho más a Bolivia, Perú, Uruguay, Paraguay, Chile (sí, Chile, aunque menos) que a Europa.
Esta arrogancia nos ciega a la triste realidad. Nunca nos preguntamos por qué Paraguay no adopta de una vez políticas pro-mercado o instituciones republicanas serias. O por qué en Ecuador sigue sin imperar la ley. O por qué Uruguay no privatiza Ancap. O por qué Brasil no puede sacar de la miseria a millones y millones.
Y no nos lo preguntamos porque pensamos que somos diferentes, que somos mejores pero en un mal momento, setenta años de mal momento.
Opinábamos el otro día sobre la mayoría de caucásicos en Buenos Aires y la gran proporción en el resto del país. Para mayor vergüenza, debemos ser el país de blanquitos más fracasado del mundo, si es que esto significa algo.
Por eso, si alguna vez queremos ser como España, o Italia, o EE.UU., o hasta Canadá, lo primero que tenemos que cambiar es la arrogancia.
A los japoneses les tomó todas sus ciudades arrasadas, dos bombas atómicas y diez años de ocupación militar con el mejor tutor. A los alemanes, otro tanto. Y ya eran dos naciones con fuerte apego a las reglas y a la ley.
¿Cuánto nos va a tomar a nosotros?
que lo pario!
ReplyDeletenada hay que esperar que los yankis nos invadan que lastima que no lo hicieron al fin de la segunda guerra mundial cuando eramos la retaguardia del nazismo y bueh se perdio la oportunidad
ReplyDeleteSí, siempre pensé que tendríamos que hacer la Grand Fenwick.
ReplyDeletePara mi es un poco la arrogancia pero sobre todo la afición a la delincuencia y al resentimiento de los argentinos. S2
ReplyDeleteLa arrogancia es nuestra, de todos los argentinos, yo, tú, ellos, no hablo sólo de los K.
ReplyDeleteCreemos que somos más de lo que somos y por eso estamos siempre sorprendidos del underperforming.