Carlos Alberto Montaner:
Después de todo, tal vez el rey Juan Carlos no tenía razón. A Chávez no hay que callarlo, sino dejarlo hablar. El es su peor enemigo. El gobierno colombiano no tiene que defenderse de los ataques de Hugo Chávez. Lo que debe hacer es divulgarlos. El espectáculo de ese pintoresco personaje vestido de rojo profiriendo los peores insultos contra el presidente Álvaro Uribe es el mejor argumento en contra del desquiciado venezolano. Quien vea y escuche esas groseras ofensas sólo puede pensar que está ante un matón de quinta categoría al que urgentemente hay que colocarle una camisa de fuerza.
Pero hay algo más que locura y violencia verbal. El espionaje venezolano está interesado en el funcionamiento de los cuarteles del país vecino: mientras se desarrollaba este grotesco episodio, la revista Cambio de Bogotá revelaba que la inteligencia colombiana había descubierto la intensa penetración del aparato subversivo chavista en las instituciones militares nacionales, incluida la deserción del coronel Carlos Alberto García, quien se habría pasado a Venezuela con importantísimas informaciones sobre las operaciones secretas de la lucha antiterrorista. Simultáneamente, El Nuevo Herald, en un artículo firmado por Gonzalo Guillén, contaba cómo millares de balas compradas o producidas para las fuerzas armadas de Venezuela habían ido a parar a manos de las narcoguerrillas comunistas de las FARC y del ELN, dos organizaciones calificadas como terroristas por la Unión Europea y por cualquier persona que no tenga las entendedoras atontadas por el fanatismo ideológico.
Esta es la clase de blogs que realmente sirven, blogs que muestran la realidad latinoaméricana, la maldad de chavez y las farc, y los beneficios del uribismo no solo para Colombia sino para todo el mundo.
ReplyDeleteNo es tan dificil Jose. Lo importante es darse cuenta de que no es una lucha de grandes ideas ni de imperios, estamos hablando de gente que no respeta las garantías más mínimas que una persona desea tener cuando sale a la mañana de su casa. Se quiere disfrazar de ideologias geniales, pero estos tipos simplemente son tan trascendentes como alguien que te quiere robar tu billetera en una esquina oscura.
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