Jorge Asís sostiene que lo único que nos queda es la obsolescencia del peronismo corporativo:
Las lluvias del verano brindan, con patetismo humillante, la imagen de la Argentina irreparablemente hundida. En el desvarío de la obsolescencia nacional.
Consecuencias de la pavorosa mediocridad estratégica. La desidia existencial. La salvación individual que agudiza la carencia del menor proyecto colectivo de sociedad.
La Argentina obsoleta, al fin y al cabo, consiguió la armonía natural. Disponer del gobierno obsoleto que se merece. Con la obsolescencia, para completarla, de la oposición que le corresponde.
Casi con resignación, la sociedad -si se la puede denominar así- debe habituarse a la certeza de participar, con un desparpajo a veces saludable, a la persistencia de un país condenablemente trucho.
Lo aconsejable es adaptarse, con sensatas especulaciones, a los altibajos de la vigencia, siempre perentoria, de la impunidad. Al fin y al cabo, las iniquidades del presente pueden, culturalmente, digerirse.
Cada afortunado debe aferrarse al leño del currito que le permita sobrevivir. Ganar dinero, de ser posible, en abundancia. Olvidarse del semejante y adherir a la tesitura de la bonanza eterna. Con plata en el bolsillo, cabe la complacencia. El destino está aferrado a la suerte de la economía. Sólo una lluvia, como la de ayer, puede derivarnos a la conciencia del hundimiento, soportable si se la contempla, algo alarmados, por televisión.
No comments:
New comments are not allowed.