Jorge Ávila:
(…) Los aspectos institucionales de un tratado de libre comercio pueden ser más importantes que los comerciales. Pues detrás del comercio viene la inversión directa extranjera, y lo que determina el éxito de una apertura es, sobre todo, la acumulación de capital y el aumento del ingreso per cápita. Un país no se abre para exportar unos dólares más a determinado mercado sino para importar instituciones, pese a los incuestionables beneficios de la especialización y el intercambio internacional.
Concuerdo con Avila y agrego algo que es importante: estoy convencido de que los logros de Chile no han sido espectaculares como los de Japón y España (aunque yo habría incluído en la lista a Irlanda muy por sobre España, a la que le duplica el ingreso) por dos razones:
ReplyDeletePrimera, la reforma educacional necesaria en Chile jamás ha ocurrido. Ha habido reformas y más dinero que nunca, pero cambiarle la mentalidad al gremio de profesores, el 90% de los cuales son rojos o izquierdistoides, requería de una valentía política que la concertación que ha gobernado Chile por 18 años no posee.
Segunda, precisamente esa concertación política gobernante, que ha hecho todo lo posible por rescatar nichos ideológicos a los que se aferra como náufrago a un salvavidas. Chile ha desperdiciado gran parte de las últimas dos décadas porque los izquierdistas en el poder están más preocupados de redistribuir la riqueza que de crearla. El gobierno militar se preocupó del giro copernicano necesario para sacar a Chile de su mediocridad. El trabajo de afinar los detalles y dar el salto final al desarrollo recayó en la concertacón de ahora. Hay logros innegables, pero también es innegable que los resultados son magros si se compara la situación chilena con Irlanda, Israel, España (generalmente no incluyo a España porque la ayuda de Europa fue fundamental en su riqueza actual) y los pequeños dragones asiáticos. Si vamos a expresarnos honestamente, Chile brilla sólo porque está en Latinoamérica, un continente de perdedores y fracasados donde el que no tiene la caca hasta el cuello luce como exitoso.
Se han hecho cosas bien, pero el vecindario es tan poca cosa que la casita llamada Chile parace una mansión comparada con las pocilgas de México al sur. Está pintada, con su prado regado, y los vidrios de las ventanas no están quebrados. Pero dista mucho de ser el palacio que los chilenos queremos pero que no hemos sabido ganarnos porque seguimos atados, voluntariamente, a un grupo de partidos ideológicamente comprometidos con la miseria y el fracaso.
Sergio
Luis, no sé si pensarás lo mismo que yo respecto al comentario que le hice a Jorge Ávila en su post "Apertura argentina IV":
ReplyDelete"Sr. Ávila, creo que no es casualidad que una vez abandonada esta relación preferencial con Gran Bretaña la Argentina comenzó a transitar desde los años ‘30 el camino hacia el proteccionismo y la decadencia. Fíjese también que durante el plazo que pudo durar esta relación con el Reino Unido la Argentina era uno de los países más pujantes del mundo, a tal punto que por aquella época en París se decía la frase "rico como un argentino". Creo que la próxima salvación para la Argentina, al estilo de lo que constituyó el Reino Unido para nosotros, será la firma de un TLC con Estados Unidos y la posterior entrada -una vez concretado- al ALCA o como se llame. Y ojalá que esa firma signifique el comienzo de otra era (pero de las buenas) para la Argentina."
Andrés
Andrés, comparto plenamente la tesis del profesor Ávila de importar instituciones.
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