Peronismo

Manuel Solanet sostiene que no hay salida con el peronismo. Yo me pregunto, ¿hay país sin el peronismo?

La variante elegida para consolidar el poder kirchnerista es hoy el pan peronismo. Néstor Kirchner avanza con éxito hacia su objetivo de lograr la presidencia del Partido Justicialista. Ha quedado atrás el movimiento transversal, una idea abandonada ante la falta de éxito para aglutinar las izquierdas. Ya desde hace más de dos años Kirchner ha logrado con éxito captar, en las antípodas de esas izquierdas, a los intendentes duhaldistas del conurbano, a “los gordos” y a casi todo el peronismo que hace cinco años lo rechazaba. Así como le ocurrió a Eduardo Duhalde, también Carlos Menem y los Rodríguez Saa son espectadores de deslealtades y fugas hacia el búnker de Puerto Madero, el lugar del desfile de dirigentes peronistas que saben percibir dónde está el queso. Hemos visto a Carlos Reutemann, que ya no recuerda en absoluto a quien lo introdujo y catapultó a la política. También la cámara captó el abrazo de Juan Carlos Romero, ex compañero de fórmula de Menem y hombre de ideas opuestas al transversalismo y de quien podía esperarse una futura vuelta del peronismo hacia la racionalidad. ¿Recordaba Romero en su abrazo, que Luis Patti está preso?

Todo esto lo logra Kirchner sin despegarse de Hebe de Bonafini, ni de Luis De Elía, ni de su influyente corte de ex montoneros vengativos, ni de sus peligrosas relaciones internacionales. Todos en la foto: la cúpula cegetista con los asesinos de Rucci; los Romero, los Kunkel, y las Hebe de Bonafini; Lavagna y los radicales K. Todos ahora peronistas, y el peronismo es K.