Aldo Abram explica que antes se utilizaba al impuesto inflacionario para financiar déficits fiscales y ahora se lo usa para comprar divisas.
En el fondo, el objetivo es el mismo, seguir financiando aumentos explosivos del gasto público:
Es notable, pero cuando se interroga a un economista sobre qué determina los precios, desempolva la "oferta y la demanda" y, en forma sencilla, explica cómo se fijan. Sin embargo, cuando se les pregunta por el valor del peso, u otra moneda, saca complicadísimas ecuaciones y rebuscadas elucubraciones que terminan por confundir a la gente y a ellos mismos.
¿Por qué digo esto? Porque aunque queramos complicarla, el peso es un bien demandado por la gente en la medida que es útil como medio de pago, unidad de medida y reserva de valor. En este caso, el productor es el BCRA. Si de cualquier bien alguien fabrica más de lo que los consumidores quieren, baja de precio. Lo mismo ocurre si el BCRA emite más pesos de los que la gente quiere atesorar. El problema es que la moneda es la unidad de medida con la que se valúa todo. Por lo que al achicar el "metro", lo que midamos con él aumentará de tamaño. Habrá suba generalizada de precios que es reflejo de la baja del valor del peso.
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