Rubén sobre los discursos de la esposa de Kirchner.
Vergüenza ajena es poco.
Yo lo vengo diciendo hace rato. Conozco decenas de argentos que repiten gansadas como esas todos los días, porteros, taxistas, estudiantes universitarios, kioqueros, remiseros. Pero es sinceramente descorazonador escucharlo de boca de un presidente de la nación. Por algún motivo yo sigo creyendo que una persona que ocupa ese cargo debe por lo menos disimular e intentar elevarse por encima de la mediocridad general.
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