Jorge Ávila:
El precio de nuestras commodities ha alcanzado una altura escalofriante. En rigor, esta afirmación parece un sinsentido. Más allá de la presión alcista que el aumento de los precios del trigo y el maíz ejerce sobre el costo de vida, debería estar feliz; una mejora de los precios mundiales de nuestros productos de exportación es un regalo de Dios. Sin embargo, estoy preocupado. ¿Saben por qué? La recaudación sobre las exportaciones de commodities (retenciones) equivale a todo el superávit fiscal. Tal vez más, puesto que los altos precios de los commodities estimulan el gasto privado, el nivel de actividad económica y, por esta vía, la recaudación de otros gravámenes, como el IVA o Ganancias.
La salida de la crisis norteamericana parece cada día más probable a más tardar en 2009. O sea que dentro de un año, más o menos, las acciones recuperarían terreno y los precios de los commodities volverían a niveles bastante menores que los actuales. ¿Cómo se las arreglará entonces el gobierno para financiar el más alto gasto público del último medio siglo?
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