Del completísimo catálogo de las recurrentes genialidades argentas, la maravillosa política energética del modelo duhaldista – kirchnerista, que es exactamente la misma para el rubro de la economía que se les ocurra, consumir stock de capital:
Luego de un almuerzo fugaz y de largas horas de conversaciones, que no despejan sus dudas, el extranjero regresa a su hotel. Al día siguiente, sin sus interlocutores locales, quiere imponerse de la realidad energética argentina. Se entera de que una canasta energética hipotética (petróleo, gas y electricidad) que en la región cuesta en promedio 100 pesos, en la Argentina cuesta 31, pero que esa canasta ya no está disponible para los nuevos consumidores y se está volviendo insostenible para los "viejos". Los subsidios públicos crecen exponencialmente y erosionan la solidez fiscal. Los productores de energía, rehenes del capital hundido, desconfían de la convocatoria a producir energía nueva bajo otras reglas. Si hasta el régimen de estabilidad minera fue ultrajado. Por la tarde, en una única visita semioficial, algunos funcionarios tratan de alentarlo: el Estado va a sustituir con inversión pública toda la inversión privada que no se hace para que no falte energía.
Juguemos en el bosque mientras no bajen las commodities.
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