Alberto Benegas Lynch sostiene que el problema es el peronismo.
Lamentablemente, la “doctrina” peronista bajo otros nombres campea en la casi totalidad de la oposición argentina:
No podemos mirar para otro lado haciéndonos los distraídos. Hay demasiados vergonzantes, timoratos y acomplejados que esquivan los problemas y no parecen percatarse de que no es posible reorganizar el país en base al ejemplo de la desorganización más palmaria. No resulta serio ni es sincero aquello de autoproclamarse demócrata y peronista al mismo tiempo. Las pruebas están a la vista. Este es el sentido por el que Borges consignó que «los peronistas son incorregibles». Por más maniobras gatopardistas, con métodos antirrepublicanos no se construye una república: alguien tiene que decir en voz alta y sin rodeos que «el emperador está desnudo». No resulta posible revertir semejante lastre para quienes reivindican el origen peronista de la delación y la implacable monopolización de procedimientos, lecturas y ritos tales como la marchita en la que el caudillo se hacía decir «que grande sos» y otros despropósitos. En este contexto, no es mucho pedir que la ciudadanía que se considera responsable no les brinde apoyo electoral a las manifestaciones de la corriente de marras, puesto que todas veneran el mismo tronco del que provienen, lo cual incluye los desaguisados mayúsculos de la última presidencia del caudillo que, entre otras cosas, quedan ilustrados por los pavorosos incendios provocados en los ministerios del frustrado autócrata de la economía José Ber Gelbard y del cabo devenido en criminal José López Rega.
Simplemente me parece que el avance de la civilizacion se da a traves de la internalizacion personal de los derechos y obligaciones del ciudadano, de promover el autogobierno del individuo, y el peronismo está en contra de eso.
ReplyDeleteEl problema es que la Argentina está repleta de argentinos.
ReplyDeleteExcelente el texto. s2
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