Un Kirchner distinto habló ayer desde las escalinatas del Congreso. Había perdido el optimismo de otrora; era un hombre nervioso y tenso, y tenía las manos aferradas al atril, inquietas por momentos. Quizá le había llegado la última información de los senadores: el oficialismo estaba ayer, antes de los actos, a sólo un voto de empatar la votación de hoy en la Cámara alta.
Ningún opositor se hacía ilusiones definitivas. El Gobierno tiene capacidad de presión y de compensar votos que podrían girar en el aire. La propia Presidenta estaba llamando a senadoras indecisas. Mal o bien, aun con presiones, dádivas y propinas, lo cierto es que el Congreso ha dejado de ser una mera escribanía. Cada voto requiere ahora sudor y lágrimas.
Jul 16, 2008
Lapidario JMS, el papá gorila según los montofashion de Pájera 12:
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.