Los argentinos, pichuleros de alma:
El debate parlamentario sobre las retenciones ha puesto en evidencia un gran complejo de los argentinos: ser y pensar en grande sería malo. Tanto en las discusiones en comisión como en la maratónica sesión en el recinto, la palabra más repetida fue “pequeño”. No hubo diputado que no la empleara ni habrá senador en el debate de mañana que no exponga su propósito inclaudicable de favorecer al pequeño productor con compensaciones o menores retenciones y consecuentemente, aunque no lo explicite, perjudicar al grande. Tanto el oficialismo como una parte de la oposición han expresado esa demagógica convicción. Nadie ha dicho que el impresionante crecimiento de la producción agrícola de las dos últimas décadas fue traccionado principalmente por quienes pensaron y se organizaron con el propósito de ser grandes.
Sí, he notado eso durante todo el conflicto. Por eso no soy optimista respecto del país. Por eso pienso que estamos condenados al fracaso.
ReplyDeleteAlguien tiene que salvarnos de nosotros mismos.