Ya de vuelta luego de tres semanas espectaculares en la tierra patria. Estoy a mil con materias pendientes, así que lo que tendría que ser un post largo en forma de crónicas irá llegando en cómodas y perezosas entregas a modo de bocadillos.
Comienzo con lo lindo: hermoso ver tanta gente querida, la familia y los amigos. Una gran cuota de oxígeno que me permitirá tirar por un buen tiempo, hasta la próxima visita. Nos tocaron días espléndidos, parecían bajados del interné. Grandes cantidades de las pocas comidas que extraño (empanadas tucumanas, pizza porteña, medialunas, tostados, locro, matambre, sfijas y sanguchitos de miga) me obligan a una dieta de ensaladas verdes y agua para volver al casillero de salida.
Y la vida nocturna y los cafés! Hermoso. Para dar una idea, el "happy hour" en Los Angeles es cuando mucho hasta las 6 de la tarde. En la Recoleta las cosas son diferentes.
A las 23 está todo cerrado en L.A.!
¿¿¿Sfijas???
ReplyDeleteQué bueno, Ramiro. Me alegro que la hayas pasado bien. Contá tus impresiones.
ReplyDeleteSfijas tucumanas, que son MUCHO más auténticas que las libanesas.
ReplyDeleteEfija, querés decir, vo.
ReplyDeleteDias bajados del interne...'tacular!
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