El deporte de alta competición es extremadamente caro. Los países de mayores ingresos destinan miles de millones de dólares al año a su promoción.
¿Tiene sentido que los países de menores ingresos, o pobres para dejar de lado los eufemismos, destinen sus escasísimos recursos a esta actividad?
Yo creo que no.
¿Cuáles son los beneficios, más allá del supuesto prestigio internacional de codearse en los podios con los países más ricos del mundo? Ninguno.
Creo que en ese sentido Cuba y los ex regimenes comunistas de Europa del este constituyen un excelente ejemplo. Actuando de la misma manera que lo hace en la actualidad Corea del Norte para sus fuerzas armadas, mientras sus poblaciones vivían en la miseria, padeciendo escasez constante de productos y servicios básicos, sus gobiernos despilfarraban sus exiguos recursos, monetarios y humanos, en una elite privilegiada que tenía acceso a alimentos, cuidados médicos y tecnología comparables a los de los países ricos.
¿Qué diríamos si Alan García, en lugar de usar el muy modesto presupuesto de Perú para construir caminos, escuelas, hospitales, redes de agua potable, cloacas e infraestructura en general, decidiera crear un centro de alto rendimiento deportivo y contratar a los mejores entrenadores del mundo con el objetivo de colocar al país entre los 10 primeros por el número de medallas para las olimpiadas de 2016?
¿Por qué, por ejemplo, las piletas del CENARD no las puede disfrutar el pueblo? Por supuesto, sería mejor cerrarlas.
ReplyDeleteSoy un deportista aficionado (y patético) pero represento mil veces más el espíritu del deporte que personas que se entrenan mantenidas por el estado (por todos nosotros).
Cuando voy a practicar deportes me compro mi equipo y pago el alquiler de la cancha. No le pido nada a nadie. Y practico el deporte por el deporte mismo, por entretenimiento, vida sana y competencia, no por medallas ni banderas ni "dignidad nacional".
¿No soy acaso un mejor ejemplo de "deportivismo" que un luchador de judo que cobra un sueldo del estado?
Es un tema muy complicado porque, como de costumbre, apela a lo pasional, al nacionalismo y la supuesta búsqueda de prestigio.
ReplyDeleteYo estoy convencido de que el verdadero codeo con los países ricos debe darse en el ámbito de los indicadores de desarrollo, no en los podios olímpicos. Todo eso llega solo después.
Pasando a lo estrictamente deportivo, a aquellos que postean aquí y que viven en Argentina les digo esto: prepárense para escuchar el monólogo repetido al unísono por la mayoría de los periodistas deportivos y demás personas de que "el Estado no invierte en Deporte, si invirtiese más en deporte la Argentina ganaría más medallas". A mi criterio, quienes fomentan y práctican deportes son las personas, no el Estado; y es el mismo Estado el que lejos de fomentar la práctica de deportes, la obstaculiza. Pero dado que los comités olímpicos en su mayoría son estatales, no sé si realmente se puede apartar al Estado en lo que hace al deporte (aunque tengo entendido que la British Olympic Association es una organizacion privada).
ReplyDelete¿Ustedes que piensan al respecto?
Andrés
Andrés, tema complicado porque invariablemente se presta para todo tipo de interpretaciones pasionales y nacionalistas. El desarrollo de este tipo de programas constituye una decisión política de la que rara vez está exenta la presencia del estado, directa e indirectamente.
ReplyDeleteYo no creo que entre los roles del estado se encuentre el fomento del deporte de alta competición.
Pero, si de destinar fondos públicos se trata y hablando siempre de países de bajos ingresos, honestamente preferiría que se utilicen para fomentar el deporte masivo, especialmente entre los jóvenes, como alternativa al delito u otras actividades perjudiciales.
Es muy simple, si a la gente le interesara, los equipos y atletas olímpicos argentinos serían auspiciados por empresas.
ReplyDeleteDe hecho, algunos lo están, pero en general, nadie pone toda la plata que hace falta para mantenerlos, entrenarlos y hacerlos viajar.
Ergo, a nadie le interesa lo suficiente.
Como dice Luis, hasta cierto punto considero razonable que el estado apoye al deporte financiando campeonatos de fútbol infantiles y actividades semejantes (el problema es la utilización política de esto). Por lo menos lo prefiero antes que mantener a algunos miles de atletas que no producen nada salvo "dignidad nacional".
Esos atletas serían más productivos a la sociedad trabajando de algo útil en el mercado y podrían practicar su actividad deportiva, como yo y millones de personas, en su tiempo libre.
Y no me vengan con el espíritu olímpico porque está muerto y enterrado desde hace décadas.
Para practicar deportes hacen falta ganas, no auspiciantes.
Cualquier otra cosa es gente tratando de que los demás le financien su hobby apelando a un nacionalismo primitivo y torpe.
¿Les gustaría la idea de que en Argentina exista una Ley de Sociedades Anónimas Deportivas? No solo para el fútbol (si bien no estábamos hablando de ese deporte), sino para el resto de los deportes.
ReplyDeleteNo se olviden que hoy en día para competir con éxito en un certamen (incluídos los JJ.OO.) necesitás estar mentalizado (esto incluye tener ganas, no ir solo de paseo a los lugares donde se compite)...y dinero.
Andrés
Andrés, 100% de acuerdo. Lo vengo diciendo hace rato.
ReplyDeleteEl punto, Andrés, es que no es obligatorio competir en todas las disciplinas posibles de los juegos olímpicos.
ReplyDeleteSi no se tiene el tiempo y el dinero, sencillamente no se va.
En un país con millones de pobres, me parece que la idea de que el estado deba sostener atletas profesionales no tiene mucho sentido.
Me parece que ese dinero se podría utilizar para cosas mucho más importantes.
Además, la idea de que si les soplamos una medalla en judo a países más ricos nos hace un gran país, me parece lamentable.
Para eso alcanza y sobra el mundial de fútbol.
Para mi el problema fundamental pasa porque aca en Argentina desde la educacion, basicamente estatal, no se les da bola a ningun deporte.
ReplyDeletePor que somos buenos en rugby y hockey ?
Porque desde hace años los institutos privados que en este pais introdujeron en sus planes esos deportes, realizan campeonatos intercolegiales y a la larga se ven los resultados.
La competencia mejora el sistema.
Ademas al crecer esos jugadores se convierten en espectadores que van a poner plata directa o indirectamente para promocionar el deporte.
Y para implementar este sistema no se necesita tanta plata, sino que a los chicos les enseñe que hay otros deportes ademas del futbol, hacerlos competir y darles un lugar y unas cuantas horas por semana para que puedan desarrollarse.
A la mayor parte de la gente le gusta el fútbol, no hay nada de malo en ello, es el "deporte nacional". El básquet también tiene una liga profesional desarrollada.
ReplyDelete¿Por qué es importante que seamos competitivos en otros deportes?
Blogovido, coincido en tu planteo. Para tener más medallas olímpicas no vendría para nada mal especializarnos más en lo que sabemos hacer bien; de última, se verá que pasa con los otros deportes. Sino miren, por ejemplo, el caso de Australia: en natación son especialistas, pero en deportes como el basquetbol no tanto.
ReplyDeleteAh, hablando de apoyos a los deportes olímpicos, a lo mejor más de uno va a escuchar de parte de periodistas o ex deportistas algo referido al Plan ADO español; acá les dejo el link: www.ado.es
Andrés
No, mi planteo es que el estado no tiene ningún interés en la obtención de medallas olímpicas más que el de obtener rédito político mediante el nacionalismo barato.
ReplyDeleteGanar medallas no sirve para nada, no le resuelve la vida a nadie.
Especializarnos, no especializarnos, no es una decisión de una nación o de un estado.
Si alguna fundación, una empresa o una persona quiere poner plata para promover la práctica profesional de un deporte, adelante.
Las funciones del estado nada tienen que ver con mantener deportistas que tendrían que trabajar de otra cosa de no ser subsidiados. Es algo más ridículo que la Aerolíneas Argentinas inmortal.
Si el estado tiene que regalarle plata a alguien, por lo menos que sea a un anciano desvalido, a un inválido o a un huérfano, y no a un adulto sano.
Siempre se dice "no es tanto dinero". Bueno, si no es tanto, que me lo den a mí.