Así de tajante se mostró el clérigo suní Yusuf Al-Qaradhawi, una de las estrellas de Al Jazeera y Memri TV.
Al-Qaradhawi, que tiene más de 80 años, arguyó que las mujeres 'a veces insertan objetos que pueden ser peligrosos, especialmente porque el himen es muy sensible y se puede romper'.
Entonces, según el clérigo, la acusarían de haber practicado sexo con hombres y 'podría decir esto o aquello, pero nadie la creería'.
'Sería un desastre para ella y su familia y algunos familiares podrían matarla', afirmó Al-Qaradhawi, aunque añadió que 'está prohibido y es un pecado grave -incluso en casos de adulterio- y que, como mucho, debería ser 'azotada, si confiesa cuatro veces o había testigos'.
20Minutos.es
Como si eso fuera poco, suelto de cuerpo abundó sobre las muertes de niños y mujeres israelíes por los atentados terroristas:
'A veces, una mujer o un niño pueden resultar heridos', admitió el clérigo suní, justificándolo afirmando que en Israel 'las mujeres son reclutadas para el Ejército' y que 'si algún niño sale herido [...] son necesidades de la guerra'.
Además, Al-Qaradhawi propuso -entre otras lindezas- una 'conquista pacífica' de Europa para acabar con el 'materialismo y la promiscuidad' del Viejo Continente.
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Del siglo 21 a la Edad Media de un solo envión.
Lo curioso de todo es que si cualquiera que no pertenezca al Islam llegara a decir algo parecido, estaría en problemas y seguramente sería sometido a un proceso judicial por apología del crimen.
Pero gracias a la 'tolerancia' occidental, estos enfermos y degenerados pueden decir y hacer impunemente lo que se les antoja.
Eso sí, si alguno les llega a hacer una caricatura, mejor que se esconda en Groenlandia disfrazado de iglú.
Raquel Reznik
Esta vieja frase adquiere nuevos significados para Europa: "Democracia es gobernar el circo desde la jaula de los monos".
ReplyDeleteY tenemos que respetar la "milenaria" cultura de estos salvajes.
ReplyDeleteTu lo has dicho viejo, parece que su gran merito es la incapacidad de evolucionar. Y estos no van a Europa a sumar a la pluralidad cultural, como adoran pensar los progres, turistas perpetuos, sino a terminar con ella.
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