El Opinador Compulsivo

¿Qué quiere decir “pobre pero digno”? ¿Existe dignidad en la pobreza?

Para empezar, gente más pobre que otra va a existir siempre. Aún en los países ricos la progresía tiene el recurso de hablar de un piso de 20% de pobreza que resulta de dividir a la población en cinco quintiles. Pero no es lo mismo ser pobre en un país rico que serlo en un país pobre.

El verdadero problema está representado por la pobreza extrema, lo que en Argentina se conoce como indigencia. Es decir, el porcentaje de la población que no puede cubrir ni siquiera sus necesidades alimenticias.

Muy a pesar de las enseñanzas del pobrismo, la pobreza no es una virtud, ni confiere honores especiales, ni representa un distintivo de nobleza espiritual ni superioridad moral. Rosenwasser no se cansa de repetir que el único pobre digno es aquel que hace todo lo que está a su alcance para dejar de serlo, incluyendo la emigración.

Lo mejor que le puede pasar a un pobre es dejar de serlo. Y el mismo principio aplica a los países pobres. La única manera de salir de la pobreza es incrementar nuestros ingresos. Algunos productos podrán bajar de precio pero si nuestros ingresos son bajos, seguiremos siendo pobres.

Y no me vengan con aquello de los “valores espirituales” o las cuestiones “que van más allá del consumismo o materialismo". Aún si lo nuestro es el arte, la espiritualidad, la vida monástica o la caridad cristiana, es preferible practicarlo desde una posición de mayores ingresos que una de menores ingresos.

En el fondo, decir que es preferible ser pobre pero tener dignidad equivale a una capitulación ante la incapacidad de elevarnos sobre nuestra condición. Lo mío no es fracaso, sino desinterés por el éxito. A mi última película, filmada con un crédito del gobierno, la fueron a ver 27 personas; pero mejor así, porque el éxito comercial equivale al fracaso artístico. Con la sexta parte de los ingresos, tengo que pagar tres veces más que en EEUU por un televisor de cristal líquido armado en Tierra del Fuego no porque sea pobre sino porque lo mío es la defensa de la industria nacional.

Dejando de lado la careteada, tan cara a la mentalidad argenta, se trata de otra excusa más para tratar de justificar el fracaso.