Con la noticia de que el actor David Duchovny estaba en rehabilitación por ser adicto al sexo, de golpe y sin pedir nada a cambio, comenzaron a pulular en varios medios, noticias semejantes.
Basta leer el artículo de hoy de Perfil para comprender que ya no importan las caídas de las bolsas mundiales, el pánico de las quiebras de bancos y el desmoronamiento de las monedas, porque la adicción al sexo no es joda y le puede pasar a cualquiera.
Claro está, que esta adicción, abre las puertas a los chistes más ingeniosos que otro tipo de enfermedades como el juego, drogas, compras, bebidas, etc.
El diario El País de España publica también, siguiendo esta ola de adicción, un artículo titulado "Ser adicto al sexo no tiene gracia". Nunca confié en los nombres de los protagonistas de este tipo de historias, porque resulta muy difícil poder comprobar la información. Supongo que en la mayoría de los casos, pueden ser reales, pero la duda siempre queda. A pesar de ello, leyendo las historias de estos anónimos desdichados, uno puede comprender que esta adicción tiene consecuencias nefastas.
Ahora bien, lo que llama la atención, es que en ese mismo periódico y el mismo día, hay otro artículo que titula "Inglaterra y Alemania cogen carretilla".
¿Un chiste de gallegos? ¡Muchachos, un poco más de respeto, por favor!
Pablo
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