Fernando Laborda sobre las paradojas del “progresismo” K.
Yo insisto, termine como termine este penoso episodio, el mal ya está hecho:
El Gobierno quedó, así, preso en su propio laberinto. Si su polémica iniciativa no es aprobada por el Congreso, crecerán aún más los temores de un default. Y si resulta convalidada por los legisladores, se habrá asestado un furibundo golpe a la seguridad jurídica, quedará la sensación de que el matrimonio presidencial es capaz de cualquier cosa, muchos comenzarán a preguntarse por quiénes irán más adelante y se frenaría la inversión de corto plazo.
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