En la Argentina existe una muy marcada tendencia a vivir las cuestiones más diversas como si se tratara de un partido de fútbol. Y me temo que las elecciones en EEUU no son una excepción.
Por el tenor de lo que se dice, me da la sensación de que mucha gente cree que la contienda electoral entre Obama y McCain es una especie de River - Boca o una final del mundial entre Argentina y Brasil.
El efecto inmediato es que lo pasional reemplaza a lo racional. Ser fanático de Boca o River no pasa por el análisis racional de la performance pasada o de las posibilidades futuras o de la calidad del juego. Un hincha de Boca lo es y punto. Un hincha de Boca jamás lo sería de River. Y me temo que esa es la postura de mucha gente en relación a Obama.
¿Cuántos de los defensores fanáticos del candidato demócrata en Argentina están en condiciones de enumerar alguna de sus propuestas? ¿Cuántos serían capaces de explicar por qué lo votarían? En el fútbol no se explica, en el fútbol se siente. Cuanto mucho, se justifica.
Como si se tratara de un lunes después de los partidos del domingo en Argentina, muy probablemente mucha de esta gente ya esté preparando las cargadas, en caso de que gane su cuadro favorito, para el 5 de noviembre a la mañana, mofándose de los partidarios del otro bando, si es que pueden encontrar alguno en Argentina.
Déjenme decirles que, salvo en grupos minúsculos radicalizados, en países como EEUU o Canadá la política partidaria no despierta mayores pasiones.
Porque en países como esos, el patrimonio, la libertad y la seguridad de los ciudadanos comunes no depende del resultado de una elección.
"el que no salta es un negro, el que no salta es un negro"
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