Juan Carlos De Pablo lo viene diciendo desde hace rato y lo vuelve a repetir:
Todo “parece” estar bajo control pero nada está bajo control. Nunca lo estuvo, sólo que ahora la situación es tan indisimulable que la defensa de la postura oficial es cada vez menor y cada vez se hace con menos ganas. Pero desde el 25 de mayo de 2003 se infló la economía, aprovechando circunstancias internacionales excepcionales (hoy desaparecidas), agotando los stocks excedentes, descalificando las críticas, destrozando las instituciones y descolocando al Gobierno argentino ante el mundo (con todo respeto; ¿por qué la gira presidencial fue por Argelia, Túnez, Egipto y Libia, y no por otros países?). Llamar a esto “nuevo modelo de país” es una licencia poética de dudoso gusto.
Está pipi cucu como el Riachelo.
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