Del Profesor Julio:
Pocas cosas están tan desprestigiadas en Argentina, como la economía de mercado; e inclusive, el propio mercado. Desde el arco que se define como "progresista", parece concebirse al mercado o a "los mercados" como una fuerza maligna que se impone o al menos intenta imponerse a los denodados esfuerzos de los gobernantes por procurar el bienestar del pueblo. Muchos piensan que la creencia en las virtudes de los mercados libres es una suerte de superstición, o un dogma. Son los mismos que creen en el dogma de la infalibilidad del Estado, y atribuyen los sistemáticos fracasos de la acción estatal a falta de probidad o de capacidad de los funcionarios, sin cuestionarse si no están esas frustraciones en la matriz misma del intervencionismo estatal.
El mercado es por naturaleza injusto, porque se basa en egoísmos, y lo único que hay para remediarlo es el estado benefactor redistribuidor, que se basa en el altruísmo.
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