Qué momento:
En circunstancias distintas, cuando la suerte de un gobierno no depende de la marcha de la economía, el fracaso de esta o aquella decisión respecto del tipo de cambio, la demanda agregada, el nivel de retenciones o lo que fuere, podría golpearlo fuerte pero nunca tumbarlo. En cambio, como ahora todo está atado a la evolución económica y, por ende, a la incidencia que la misma tenga sobre la sociedad en general en términos —básicamente— de desempleo, errar en el diagnóstico y equivocarse en las políticas públicas a desenvolver durante el 2009, podría resultarle fatal al kirchnerismo.
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