Y esto ocurre en los llamados gobiernos de los países libres y democráticos para no decir nada de las hordas criminales de los Stalin, Mao, Pol Pot, Hitler y Castro de nuestra época. Tal como ha imaginado Ray Bradbury son los bomberos a quienes se les encarga incendiar. Son los encargados de pacificar que promueven la guerra. Son los guardianes de los derechos de propiedad que roban a manos llenas. Son los que alardean de republicanos y actúan en las sombras. Son los demócratas que aplastan de modo inmisericorde a las minorías. Son los que en nombre de la redistribución de ingresos empobrecen a todos. Son, por fin, los que en nombre de la igualdad decapitan con una devastadora guillotina horizontal haciendo tabla rasa con la igualdad ante la ley.
Lo mismo que se lee en la entrada de algunas casas: “tenga cuidado, perro suelto”, a la llegada a un país hay, de hecho, un letrero invisible pero no por ello menos real que dice “cuidado, gobierno suelto”. El liberalismo ha significado un progreso notable al demoler la idea del derecho divino de los reyes pero ahora la tarea es combatir el espejismo del derecho divino de las turbas."
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