El clásico de cada viaje a Francia.
Jean Charest, el primer ministro de Québec, se reunió con Sarkozy en una visita oficial en Paris.
En los diarios franceses, la noticia seguramente salió en la página 67, entre los avisos de acompañantes femeninas y “animamos tu fiestita”. En los diarios de Québec fue titulares durante una semana, y siguen las editoriales y análisis.
Enorme indignación. Es que Sarkozy tiene el tupé de no jugarse abiertamente por los soberanistas y, diplomáticamente, apuesta a la unidad de Canadá. Dónde se ha visto, un desubicado. El pobre pibe no entiende la complejidad y la transcendencia de la política interna quebeca, destinada a ocupar el centro de la escena internacional el día menos pensado, y se deja llevar por imbecilidades sin importancia como la crisis financiera internacional, la quiebra de los bancos, el aumento del desempleo y las huelgas violentas en su país.
El grado de pet en la cabeza (por decirlo en francés, que es más fino) de esta gente es tan grande que ni siquiera se dan cuenta de lo patético que resulta escucharlos hablar como si fueran el centro del universo.
Mensaje personal a los soberanistas y demás argentos de ropero:
Muchachos, en algún momento tienen que salir de la pavada y ponerse los pantalons longs.
Cuanto antes lo hagan, mejor para la provincia.
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