El Opinador Compulsivo

Vuelan las editoriales y comentarios radiales incendiarios en los medios locales.

Se conoció un informe que recomienda la privatización de Hydro-Québec, la empresa provincial de energía. El autor propone distribuir una parte de las acciones entre los habitantes y poner el resto a la venta en el mercado de valores.

Por supuesto, si pasa a manos privadas, la primera consecuencia sería un aumento considerable de las tarifas, que dejarían de manejarse políticamente como en la actualidad. Están congeladas desde mediados de los 90.

Si las tarifas aumentan, muy probablemente se irían o cerrarían muchas empresas que se radicaron en la provincia para aprovechar la energía subsidiada. También estarían en serios problemas muchas otras que, al tener acceso a energía artificialmente barata, no tuvieron incentivos suficientes para invertir en nuevas tecnologías.

La esquizofrenia del manejo estatal de los recursos no deja de ser sorprendente. En el discurso, Québec pretende posicionarse ante el resto de Canadá y el mundo como abanderado del ambientalismo, el protochoto de Kyoto, el desarrollo sustentable y el uso racional de la energía. En los hechos, tarifas de energía congeladas que invitan al sobreconsumo.

De locos.