El profesor Ávila sobre un tema que me parece que todavía no está claro del todo en Argentina, a pesar de su tristísimo historial en materia de experimentos monetarios:
En 2002, el exministro Lavagna anunció con bombos y platillos que la convertibilidad del peso era cosa del pasado y que en adelante regiría una flotación administrada. Qué llevo a la profesión económica y al periodismo especializado a tomar como verdadero este anuncio, es algo que todavía no comprendo. Desde luego, comprendo que la UIA lo celebrara hasta el cansancio; una flotación administrada deja abierta la puerta a la devaluación y a la consiguiente licuación de los costos industriales (sueldos y salarios, impuestos, alquileres, servicios varios) medidos en dólares. Pero que los economistas y los periodistas se tragaran el anzuelo de que la devaluación genera reactivación de la economía ya es demasiado. ¿Cómo iba a ser factor de reactivación la reducción del precio relativo de un sector que representa casi 65% del PBI? Piense que cuando sube el precio relativo de la industria y el campo en virtud de la devaluación, baja el precio relativo de los servicios por necesidad lógica.
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