Llegó el momento de hacerse cargo de la factura. Y, por acción u omisión, los argentinos eligieron un “modelo” que los condena a la pobreza por muchos años.
Me parece que mucha gente todavía no se ha terminado de dar cuenta:
Y aquí es donde surge la discusión de política económica. Están los “megadevaluomaníacos”. Sostienen que hay que aumentar fuerte el precio del dólar de una sola vez a un nuevo escalón, de manera de alejar, de golpe, la idea de dólar barato, para revertir las expectativas y reactivar la economía, aun a costa de un fogonazo inflacionario, una recesión fuerte, pero rápida, y una violenta caída del salario real, de las jubilaciones y de los activos en pesos. En otras palabras, un reacomodamiento brusco de los precios relativos para “volver a empezar”.
Del otro lado están los “gradualofans”, que prefieren un movimiento lento y un reacomodamiento suave de los precios relativos, para evitar el fogonazo inflacionario y regresivo en materia de distribución del ingreso, a la espera de que la situación internacional mejore los precios y el mundo supere la crisis actual. Aun a costa de una caída moderada pero prolongada del nivel de actividad, compensado, en parte, por la expansión del gasto público (desahorro de pesos acumulados o expropiados).
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