Marcos Aguinis se entusiasma con el logro de consensos de mínima, de un piso de racionalidad, de un “pacto de la Moncloa” para el sistema político argentino.
No me parece mal. Me pregunto si alcanza. Supongo que por algo se empieza.
Aguinis hace la siguiente descripción de Kirchner, el presidente de facto:
No tolera ceder, no acepta críticas, no reconoce verdades ajenas. Y entonces es peligroso, porque destruye, descalifica, embarra. Y puede terminar aniquilándose a sí mismo y a quienes se prenden de sus mocasines.
Yo insisto, no lo tomen a mal, ¿a cuantos millones de argentinos, por acción u omisión, les cabe exactamente el mismo sayo?
Ése es el verdadero drama argentino.
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