El gobierno del presidente vitalicio Murabak de Egipto sucumbe a las influencias extranjerizantes y pretende
terminar con la tradición del velo completo para las mujeres que trabajan en el sector público.
Para colmo, sostienen que no es un requerimiento de la fe islámica.
Una vergüenza que no sepan defender su identidad cultural.
Estoy seguro de que es más fácil terminar con el velo que despedir un solo ñoqui.
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