Alberto Benegas Lynch sobre Ravines:
"En 1927 es designado delegado argentino del Partido Comunista al Congreso en Bruselas y en 1929 es designado delegado del grupo socialista-comunista de Perú al Congreso de Frankfurt. Ese mismo año es invitado a Moscú donde se encuentra con la primera sorpresa en el tren ruso: las porciones para el desayuno eran mínimas y a precios varias veces superiores a las raciones suculentas de los desayunos parisinos. La segunda sorpresa es el estado miserable de la gente, la mugre y el hacinamiento a medida que el tren iba recorriendo diferentes lugares, a lo cual los comisarios encargados de vigilarlo le explicaron que era “la herencia recibida” aún después de doce años de iniciada la revolución. La tercera sorpresa, fue comprobar en Moscú la opulencia con que vivían y las comidas y las bebidas que se servían en las mansiones de los jerarcas del partido, pero aceptó que se trataba de los dolores del parto provocados por la transición al nuevo régimen.
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A los pocos años se fugó de la prisión con ayuda de los soviéticos quienes se encargaron de llevarlo a Rusia con la idea de aprovechar sus consejos y curarlo. En esa ocasión se llevó otras tres sorpresas. La primera es que se anotició que nunca vio un obrero ni un campesino en las deliberaciones del partido a pesar de que teóricamente todo sería realizado por los proletarios. La segunda fue como consecuencia de su enfermedad cuando preguntó la razón por la que faltaban medicamentos: le respondieron que era indispensable gastar en armamentos debido a los “ataques permanentes de Occidente” y la tercera fue el comienzo de las terribles purgas de Stalin liquidando a sus propios camaradas (comenzando por su segundo el otrora poderoso S. Kirov).
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Escribe Ravines en el prólogo a la décima edición de sus memorias: “La economía de mercado condenaba íntegramente, sin redención posible, al marxismo y al socialismo, a la economía dirigida, al estatismo y a todas las formas de New Deal que pululan arrojando pérdidas, frustraciones y miseria sobre la Tierra [...] La realidad me convenció de que si el comunismo se arrepintiese de sus crímenes con la más sincera de las contriciones, si renunciase a sus métodos de opresión y se postrase humildemente ante la libertad, sería obligatorio seguir combatiéndolo por inepto [...] Se me anclaron, con ésta, dos firmes conclusiones: el socialismo y la miseria dolorosa y depravada de las masas, son inseparables. La opresión y la miseria siguen al socialismo como la sombra al cuerpo”"
Alberto Benegas Lynch es uno de los pocos pensadores liberales de Argentina con quien me identifico.
ReplyDeleteRavines ,cuya nota completa lei en Diaro de America, es uno mas de los muchos ejemplos de gente que reconoce en el liberalismo la mejor opcion politica
Nada nada, Ravines era un agente de la CIA.
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