¿Por qué digo siempre que el sector público es mucho menos eficiente que el privado, en Argentina, China, Canadá o Suecia?
Porque el sector público se maneja con criterios políticos, no de eficiencia.
Como comentaba hace unos meses, Québec presentó un proyecto de presupuesto que prevé casi 4 mil millones de dólares de déficit y aumentos de impuestos, entre otras joyitas.
Como suele suceder en estos casos, estalló la puja distributiva. Nadie quiere ceder un mango en gastos. En estos días anunciaron que, por la crisis, van a recortar el presupuesto de investigación de un observatorio astronómico en esta zona. Se tratan de unos 325 mil dólares por año.
Estoy de acuerdo que en estos casos no queda más remedio que bajar los gastos. La alternativa es terminar de reventar a la población con aumentos de impuestos o seguir endeudándose (la provincia ya tiene la más alta deuda por habitante del país). Pero 325 mil mangos es una cifra simbólica para el nivel de despilfarro quebeco.
Lo más extraordinario es que al mismo tiempo que se conoce todo esto, el gobierno de la provincia anuncia que subsidiará a los compradores locales que tengan interés en quedarse con los Canadiens de Montreal.
Puede parecer un disparate absoluto, pero si tomamos en cuenta que algunos legisladores del Partido Quebecuá propusieron públicamente que los debería comprar el gobierno de la provincia, se trata de una vuelta a la racionalidad.
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