Apr 1, 2009

Relacionado con lo que decía en este post, Alejandro Rozitchner sobre la necrofilia:

Pero lo que quiero comentar ahora es otra cosa: el impresionante efecto de la muerte, que convierte a alguien que en vida era un humano normal (nadie se desvivía por saber en qué andaba o qué pensaba Alfonsín una semana atrás) en una persona inmejorable, importantísima, llena de valores, etc.

A muchos eso les pasa con la muerte de sus padres: de repente alcanzan estatus de semi dioses. ¿Será la culpa de seguir vivos, otras culpas en relación con el muerto, qué?

Hay una notable pérdida de objetividad cuando alguien muere. Y creo que no hace falta tanto. Muerta, la persona es lo que fue antes de morir. En realidad, menos, porque ya no está. Pero la muerte no mejora a nadie. Lo hace desaparecer, nada más.

Me molesta este reflejo automático de transformar en grande a quien muere. De repente tiene más virtudes que nunca. No, crezcamos, seamos más realistas.

1 comment:

  1. De acuerdo. Se percibe una sobreactuación. Salvo que aquellos que le estén expresando su reconocimiento como presidente democrático estén de algún modo manifestando su descontento en contra del autoritarismo del gobierno actual.

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