Un fragmento abajo, pero a no perderse el post entero:
Lo que quedó al desnudo en especial desde diciembre del 2001, fue que nuestra sociedad no es demasiado distinta a la de muchos otros países que les va como a nosotros. Es cierto que tenemos problemas de dirigencia, pero el principal escollo está en nosotros. Debemos admitir que nos equivocamos cuando pensamos que habíamos aprendido la lección. No se trata de algo racional, se trata de valores culturales, de una actitud ante la vida. Es muy difícil combatir la irracionalidad con hechos.
En este sentido, para gran parte de nuestra sociedad, incluyendo muchos expertos, aparentemente es posible alternativamente el desarrollo sin crecimiento económico o el crecimiento económico sin inversión; las inversiones deben realizarse sin afán de lucro y es posible generar un clima propicio para las inversiones sin derecho de propiedad. Hemos redescubierto el maravilloso principio de que si los ignoramos, nuestros problemas desaparecen, incluyendo las deudas. Ni siquiera hay conciencia plena de que nuestros actos tienen consecuencias ni costos, por lo tanto después las circunstancias nos caen como un mazazo en la cabeza. En definitiva, para “la nueva realidad argentina” todas estas cosas son gratis y las restricciones del mundo físico no aplican en el territorio del país.
La gran pregunta, pasó un lustro, ¿hubo un proceso de aprendizaje?
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