Las maravillas de los sistemas de salud socializados en los que prevalece la solidaridad y el humanismo sobre el lucro y el individualismo.
La hermana de mi vecina, quebeca de toda la vida de 35 años, perdió su segundo embarazo hace unas semanas. Después de pelear durante días, consiguió que su médico de familia (eso de ginecólogo u obstetra durante el embarazo es muy de la derecha neoliberal) la derive a un especialista.
Hete aquí que todo fue absolutamente al dope. El galeno le comunicó que, como los estudios son muy caros, recién se los puede recetar después de la pérdida del tercer bebé.
La recomendación del médico: vaya y pierda otro embarazo y después vemos qué hacemos.
Que horror!!! pobre mujer....
ReplyDeleteQue asco.
ReplyDeleteLo cuentas y no te creen.
ReplyDeletePobre, pobre mina. Y con el trauma que conlleva la pérdida no de uno, no de dos -que ya sería cruel-, sino de TRES embarazos. Qué terrible que es, además, cuando no podés decir que tal o cual es un hijo de puta, sino que EL SISTEMA es el que es nefasto.
ReplyDeleteA mi hija la operaron acá en la Argentina de una escoliosis de puta madre, y con mi prepaga tercermundista le pude conseguir lo mejor de lo mejor de acá en cuanto a sanatorio, especialista (autoridad mundial el viejo, impresionante Dr. Bersusky), implantes y equipamiento. Sin más papeleo que autorizar cinco o seis órdenes una mañana.
JL
JL, en Argentina tenía Medicus por el trabajo. Acá no puedes ni soñar con un nivel de atención así (salvo que seas miembro del parlamento). Y no te hablo de la hotelería.
ReplyDeleteyo tenia CEMIC y los médicos (pediatra, clínioo y ginecologo) me daban su numero del cel para llamarlos en caso de emergencia!!!!!! (cuando llamé a la pediatra SIEMPRE me contestó el llamado antes de media hora)
ReplyDeleteMe llama mucho la atención la resignación de la gente. El sistema de salud es un desastre pero por lo menos es un desastre parejo para todos. Me hace acordar mucho a la que existía en Argentina ante la brutal ineficiencia de los servicios públicos.
ReplyDeleteEl sistema de Salud es una de las cosas que más me trastornan.
ReplyDeleteEn general estoy conforme con todo, salvo con éso.
Me saca! ese manejo extraño de tener al médico de familia para todo.
Y si cometés el error -o tenés la desgracia- de recurrir a la guardia de un hospital, sólo si entrás con San Pedro del brazo tengas la suerte de que te deriven al especialista correspondiente.
Porque, para el que no sabe, acá el médico de familia te hace todo. Te atiende por un estado gripal, un dolor de espalda, hipertensión, hemorroides y también te toma las muestras para el Pap! Cosa con la que yo no estoy de acuerdo. Aprendiz de mucho, oficial de nada.
No es lo mismo que el Clínico de allá. Es mucho más abarcativo.
Y como tienen tantos pacientes, los atienden uno detrás del otro, a los pedos, y los van sacando como escupida de músico.
Si tenés la fortuna de ser sano y/o de que te toque un médico piola y que sepa un montón puede que todo ande bien; pero si llega a ser un pastenaca que no da pie con bola o no te presta la debida atención... encomendate a San Pantaleón, o a quién quieras, porque fuiste.
Of course, todo en mi modesta opinión.
Y éso que hoy estoy positiva... ja ja ja.
Alguno vio Sicko, del gordito Moore?
ReplyDeleteYo no, pero creo que oí que hablaba, entre otras cosas, del sistema de salud canadiense. Y bien.
Comments?
JL
Ahora que veo el comm. de Dolores -Hola! Dolores, long time no see :)- me acuerdo de otra: No te dan su teléfono part. o celular ni por equivocación.
ReplyDeleteY te atienden de L a V de 10 a 18. Y pare de contar.
Si te apestás en fin de semana o feriado, a la Guardia! y ahí empieza el baile.
Es que son todas eminencias... No se los puede molestar... Cómo vas a osar llamarlo a las 10 de la noche para decirle que tu hijo tiene 40º y está dado vuelta en el baño... Nooo, esperá hasta la mañana -que por ahí se le pasa- o andá al hospital. Psss!
En eso hay una gran diferencia con los médicos arg. El grado de compromiso con el paciente es muy distinto y...
No sigo porque me pongo verde!
Ayayay...
Así y todo, insisto, es la única queja real que tengo.
Por lo demás estoy como la gallinita que dijo Eureka: chocha.
Y me encanta dónde y cómo vivo.
Gracias.