Jul 28, 2009

Tiranología

Carlos Alberto Montaner:

Parece indudable que los tiranos comparten ciertas características. Suelen tener una hipertrofiada autopercepción rayana en el narcisismo. Se creen infinitamente mejor dotados que sus compatriotas. Hablan horas y horas porque disfrutan escuchándose. ¡Son tan brillantes! Eso los lleva a confiar más en sus propias intuiciones que en el consejo de sus asesores. Incluso, rechazan la idea de tener asesores. Eso sería admitir que hay unas personas más perspicaces y competentes que ellos.

Los dictadores, además, carecen de empatía: no consiguen imaginarse ni les importa el dolor del otro. El otro, incluso, debe entender dulce y comprensivamente que le conviene sufrir por la sabia decisión tomada por el líder. A Mao lo traía sin cuidado la muerte de millones de personas. ¿Qué significa una montaña de cadáveres ante la realización de una epopeya histórica en la que él era el principal protagonista? Por eso los tiranos pueden matar a sus adversarios, torturarlos, encerrarlos en calabozos o humillarlos sin el menor vestigio de remordimiento. Por eso son capaces de castigar a sus partidarios cuando creen adivinar el menor síntoma de debilidad. Sin embargo, simultáneamente, se sienten motivados por una intensa solidaridad con el género humano. Aman a la especie en abstracto, pero desprecian al prójimo de carne y hueso.

6 comments:

  1. Andy
    ¡Bien!
    ¿Viste?
    Se la pasan describiéndolos y bla-bla-bla, cuando lo que hay que hacer es detectarlos de chiquitos y meterlos presos, porque, como vos sabés, SON INCORREGIBLES: Hannibal Lecter, Mussolini, Perón, Stalin, Hitler, Jack the Ripper, Castro, el CHE, Virolo de las pampas, Duhalde, el maCACO llanero...

    ¿Hasta cuándo?

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  2. Todo político tiene rasgos psicopáticos, en mayor o menor grado; de últimas la política es siempre lucha por el poder. La pregunta sería: ¿poder como medio para algo ulterior, o poder como fin en sí mismo?, ¿poder para quién/es? y sobre todo, ¿el poder para lograr qué?
    Los ejemplos (reales) que aparecen en el post para mí no son polìticos, son solo animales de poder, o sea, perfectos psicópatas.

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  3. Para estos especímenes está la división de poderes y la limitación de los mandatos.

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  4. Comparto, loquitos van a existir siempre. Lo importante es contar con instituciones lo suficientemente sólidas como para que no puedan hacer lo que quieran.

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  5. Sergio Sinay publicó en La Nación el artículo "La deuda Moral" que quise comentar y el sistema de filtro de comentarios automático de dicho periódico rechazó sin más.

    Aquí mi comentario:

    Excelente descripción de la PSICOPATÍA a la que usted no nombra. Lamentablemente no agregó usted que una de las características del psicópata es la de ser INCORREGIBLE. No Aprende. Uno no DIALOGA con Hannibal Lecter si no es a través de un vidrio convenientemente blindado, de lo contrario pasa a ser parte de su almuerzo. Los argentinos permitimos que la psicopatía se enseñorease de cada resorte de poder y ahora nos victimizamos por sus consecuencias. Dicen que los psicópatas representan el 3-4% de la población. Que no hay tipos sino grados de psicópatas; desde el mentiroso compulsivo, pasando por el estafador, algunos políticos, algunos líderes exitosos, hasta los violadores y asesinos seriales. Todos con la perversa propiedad de no reconocer al otro como un auténtico otro, sino sólo como una COSA a utilizar para sus fines narcisistas.

    Ante esto creo necesario que los argentinos desarrollemos la distinción y la habilidad de detectarlos a tiempo, llamarlos por su nombre y no permitirles que accedan a estamentos de poder, sean estos el estado, partidos políticos, empresas, sindicatos, ongs, medios de comunicación. Tendremos que ser muy cuidadosos de sucumbir al encanto de los "TRANSGRESORES" que muy bien pueden esconder a un estafador, un violador, un político corrupto, un torturador o un asesino serial. La deuda moral que cada uno y todos debemos asumir es la de denunciarlos, no votarlos, meterlos presos y si es el caso, hacerles primeramente, un juicio político, tanto al psicópata como a sus cómplices. Ya no queda espacio para "inocentes", "ignorantes" y "víctimas" para este flagelo que está destruyendo a la Nación.

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