Aug 8, 2009

Café

Un señor entra a un bar y le pide tres cafés al mozo.

El mozo, extrañado, le dice: “¿Tres cafés?”

“Sí”, dice el señor, “uno para mí, otro para vos y el otro para la puta madre que te parió”.

El mozo se recalienta y empieza a dar la vuelta al mostrador para darle una soberana paliza. Pero se dice a sí mismo que no vale la pena perder el trabajo por una cosa así.

“Se va inmediatamente de acá, atrevido, no lo quiero ver más”.

Al día siguiente vuelve el mismo señor y le vuelve a pedir tres cafés. El mozo, ya muy caliente, le dice: “¿Tres cafés?”

“Sí”, le contesta, “uno para mí, otro para vos y el otro para la puta madre que te parió”.

El mozo no se aguanta más, salta el mostrador y le pega tal paliza que lo manda al hospital.

A los quince días entra el mismo señor al bar, todo enyesado y con muletas, y pide dos cafés.

“¿Dos cafés?”, le dice el mozo, “¿No quiere tres?”

“No, sólo dos: uno para mí y otro para la puta madre que te parió. Para vos no porque te pones muy nervioso”.

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