Muy interesante editorial de La Nación sobre el tema de los “30.000 desaparecidos”, un invento absoluto, sobre todo para los que sienten aversión por las estadísticas cuando no les resultan políticamente aceptables:
La graduación moral del problema de los desaparecidos no tiene que ver con el número. Pero justamente, la evidente falsedad del número coloca a quienes lo esgrimen en la sospecha de que buscan más potenciar el efecto político de su actuación, que luchar por la verdad y por la aparición o la reivindicación de las personas. Es por ello que debe ser valorada la actitud de la ex ministra y debe pedírseles a los militantes de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, que salieron a criticarla fuertemente, que entiendan que con esa reacción no hacen más que debilitar la causa que dicen sostener.
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